miércoles, 9 de septiembre de 2009

Una noche

Una noche, hace ya muchas lunas, conocí un ángel rubio de sonrisa traviesa.

Una gran ciudad. Sólos tú y yo. Sientiéndonos capaces de todo.
Había más gente, pero tú sólo tenías ojos para mí.

Sonreiste.
Perdí.

Y te seguí, cogida de tu mano, por calles imposibles y besos eternos. Confiando ciegamente.

Un sofá.
Besos y caricias que nos supieron a poco.

Y el amanecer nos castigó transformándose en el reloj que marcaba nuestras últimas horas juntos.

Un beso...

Han pasado muchos años de aquella noche.
He vuelto a verte y tu rostro muestra todas las batallas que has tenido que librar.

Pero esos ojos...

Te miro y sigue siendo ese umbral azul de misterio infinito en el que podría perderme para siempre.

Sí... Una noche, hace ya muchas lunas, conocí un ángel rubio de sonrisa traviesa.

No hay comentarios: